Este es uno de mis cuentos favoritos de Stevenson, autor con el que suelo ser un poco negligente, no por falta de interés, sino a causa del inefable olvido. Siento que la versión seleccionada (con sus ilustraciones y demás) es muy apropiada para la población y puede incitar la motivación por el acto lector. La actividad, por el otro lado, creo que explora solamente el aspecto de "dar cuenta de los leído", tal vez en otro momento de la secuencia de aprendizaje sea pertinente explorar un poco más el aspecto interpretativo y crítico. Sin embargo, creo que las actividades son creativas y pueden llamar la atención de los estudiantes: me intriga saber cómo terminó todo. Un aspecto interesante que debe rescatarse en la enseñanza de la literatura es la construcción de la alteridad y la interculturalidad, es decir, la construcción del diálogo con el otro y con las culturas del otro y de sí mismo a través del ejercicio de la lectura, pues como lo indica Colomer (2008): "la formación lectora debe dirigirse desde su inicio al diálogo entre el individuo y su cultura, al uso de la literatura para contrastarse en su horizonte de voces y no para analizar la construcción del artificio" (p, 25). Siento que la actividad propuesta (especialmente el primer punto: la carta) va en la vía de la construcción dialéctica con el otro, pues implica tejer un diálogo que motive la lectura y el amor por la literatura. Sin embargo, ¿cómo introducir el diálogo intercultural en la enseñanza de la literatura?
Muchas gracias por tu comentario, Diego. Es verdad, estoy completamente de acuerdo con la observación acerca del tipo de actividades que, en esencia, se plantean únicamente para "dar cuenta de lo leído". El asunto es que esta actividad pertence al plan de estudios que la profesora de Español del curso tiene para la clase de lectura y, como en esta "clase de lectura" mi labor es simplemente la de apoyar las actividades propuestas por la profesora, no pude cambiar el ejercicio significativamente. Sin embargo, y a pesar de lo anterior, un cambio de orientación fue realizado: El ejercicio original requería a los estudiantes simplemente para realizar un resumen a partir de las páginas leídas. Viendo la vacuidad de este ejercicio, decidí pedirle a los estudiantes que, en vez de realizar un simple resumen, le escribieran una carta a alguien cercano, contándole los sucesos de la historia. Además, les ofrecí a los estudiantes una lista de las situaciones y/o sucesos más importantes, de manera que no se limiten a expresar gusto o disgusto por la historia en general, sino que también comenten alrededor del desarrollo narrativo concreto del cuento.
Respecto a la pregunta sobre cómo introducir el diálogo intercurtural en la enseñanza de la literatura en la escuela, me parece que la misma Teresa Colomer ofrece algunos conceptos claves para la discusión. En el intento de establecer nociones acerca de la competencia literaria y el lector literario, Colomer (1995) retoma a Evans y Corcoran (1987) respecto a las prácticas básicas que todo lector debe tener en cuenta en el momento de acercarse a un texto literario: Se dice que todo lector debe tener capacidad para la previsión, la participación con el texto, la figuración e imaginación, la retrospección y la valoración. De todas estas categorías, me parece que habría que hacer especial énfasis en la participación y en la figuración e imaginación; de manera que los estudiantes, además de tener un primer acercamiento a partir de identificarse con las situaciones y personajes de la historia (participación), empiecen a cuestionarse respecto a la hitoria en relación con el otro (figuración e imaginación), lo cual, entre otras cosas, podría llevarnos a preguntas como: ¿Cuál es la opinión de mis compañeros respecto a esta historia?, ¿piensan y/o sienten lo mismo que yo cuando la leen?, ¿qué pasaría si en el lugar de los personajes, estuviéramos nosotros como protagonistas de la historia? Son este tipo de discusiones las que, desde mi parecer, ayudan a la apertura de la clase de Español hacia un diálogo intercultural. Por supuesto, este es un proceso que requiere tiempo y esfuerzo, ya que, como es bien sabido, la enseñanza de la literatura en la escuela se ha caracterizado por prácticas tradicionales, bastante arraigadas, que aún hoy en día se mantienen. Muy probablemente este mismo cuento lo retomemos en la "clase de literatura" del curso 602 (en la cual, yo como docente practicante, tengo toda la libertad para proponer actividades). Sin duda alguna, compartiré con ustedes la experiencia de trabajar con este cuento a partir de actividades más "literarias" y que tengan en cuenta otros aspectos, entre estos lo intercultural. Referencia: Colomer, T. (1995). La adquisición de la competencia literaria. Revista Textos, vol. 4
Bastante interesante la actividad la actividad propuesta tanto por el texto y sus características, como por la metodología utilizada para llevar a cabo el ejercicio. Sin interés de repetir algunas de las ideas que se han propuesto en los comentarios, bastante interesantes pues abordan esas inquietudes a las que nos enfrentamos a la hora de trabajar con un texto literario en el salón de clases, me parece bastante interesante la versión del cuento escogida. Creo que un análisis o revisión de las imágenes también podría resultar interesante por varias cosas: uno, nos enfrenta a escenarios que pueden resultar bastante ajenos pues no corresponden a nuestra realidad más cercana, de manera que nos motivan a pensarnos desde el otro o por lo menos desde una representación que podemos tener de ese otro. Dos, al ser la ilustración ya de por sí un análisis del texto, pues el artista ya ha leído y analizado la obra para poder interpretarla, puede pensarse como una forma de acercamiento a la visión que ese alguien tiene de esa realidad y así también motivar el análisis desde la intertextualidad. No podemos negar además que actualmente vivimos entre imágenes, de manera que esto puede ser un elemento que motive la lectura y que a la vez nos lleve a pensar la imagen no solo como un elemento puesto porque sí, sino como un discurso propio. Me gustaría entonces citar un pequeño fragmento del texto “Nuevos modos de leer” de Jesús Martín Barbero, cuando dice que aprender esta nueva literatura implica “aprender a transformar la información en conocimiento, esto es, a descifrar la multiplicidad de discursos que articula/disfraza la imagen, a distinguir lo que se habla de lo que se dice, lo que hay de sentido en la incesante proliferación de signos que moviliza la información”.
Este es uno de mis cuentos favoritos de Stevenson, autor con el que suelo ser un poco negligente, no por falta de interés, sino a causa del inefable olvido. Siento que la versión seleccionada (con sus ilustraciones y demás) es muy apropiada para la población y puede incitar la motivación por el acto lector. La actividad, por el otro lado, creo que explora solamente el aspecto de "dar cuenta de los leído", tal vez en otro momento de la secuencia de aprendizaje sea pertinente explorar un poco más el aspecto interpretativo y crítico. Sin embargo, creo que las actividades son creativas y pueden llamar la atención de los estudiantes: me intriga saber cómo terminó todo. Un aspecto interesante que debe rescatarse en la enseñanza de la literatura es la construcción de la alteridad y la interculturalidad, es decir, la construcción del diálogo con el otro y con las culturas del otro y de sí mismo a través del ejercicio de la lectura, pues como lo indica Colomer (2008): "la formación lectora debe dirigirse desde su inicio al diálogo entre el individuo y su cultura, al uso de la literatura para contrastarse en su horizonte de voces y no para analizar la construcción del artificio" (p, 25). Siento que la actividad propuesta (especialmente el primer punto: la carta) va en la vía de la construcción dialéctica con el otro, pues implica tejer un diálogo que motive la lectura y el amor por la literatura. Sin embargo, ¿cómo introducir el diálogo intercultural en la enseñanza de la literatura?
ResponderBorrarMuchas gracias por tu comentario, Diego. Es verdad, estoy completamente de acuerdo con la observación acerca del tipo de actividades que, en esencia, se plantean únicamente para "dar cuenta de lo leído". El asunto es que esta actividad pertence al plan de estudios que la profesora de Español del curso tiene para la clase de lectura y, como en esta "clase de lectura" mi labor es simplemente la de apoyar las actividades propuestas por la profesora, no pude cambiar el ejercicio significativamente.
BorrarSin embargo, y a pesar de lo anterior, un cambio de orientación fue realizado: El ejercicio original requería a los estudiantes simplemente para realizar un resumen a partir de las páginas leídas. Viendo la vacuidad de este ejercicio, decidí pedirle a los estudiantes que, en vez de realizar un simple resumen, le escribieran una carta a alguien cercano, contándole los sucesos de la historia. Además, les ofrecí a los estudiantes una lista de las situaciones y/o sucesos más importantes, de manera que no se limiten a expresar gusto o disgusto por la historia en general, sino que también comenten alrededor del desarrollo narrativo concreto del cuento.
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BorrarRespecto a la pregunta sobre cómo introducir el diálogo intercurtural en la enseñanza de la literatura en la escuela, me parece que la misma Teresa Colomer ofrece algunos conceptos claves para la discusión. En el intento de establecer nociones acerca de la competencia literaria y el lector literario, Colomer (1995) retoma a Evans y Corcoran (1987) respecto a las prácticas básicas que todo lector debe tener en cuenta en el momento de acercarse a un texto literario: Se dice que todo lector debe tener capacidad para la previsión, la participación con el texto, la figuración e imaginación, la retrospección y la valoración. De todas estas categorías, me parece que habría que hacer especial énfasis en la participación y en la figuración e imaginación; de manera que los estudiantes, además de tener un primer acercamiento a partir de identificarse con las situaciones y personajes de la historia (participación), empiecen a cuestionarse respecto a la hitoria en relación con el otro (figuración e imaginación), lo cual, entre otras cosas, podría llevarnos a preguntas como: ¿Cuál es la opinión de mis compañeros respecto a esta historia?, ¿piensan y/o sienten lo mismo que yo cuando la leen?, ¿qué pasaría si en el lugar de los personajes, estuviéramos nosotros como protagonistas de la historia?
BorrarSon este tipo de discusiones las que, desde mi parecer, ayudan a la apertura de la clase de Español hacia un diálogo intercultural. Por supuesto, este es un proceso que requiere tiempo y esfuerzo, ya que, como es bien sabido, la enseñanza de la literatura en la escuela se ha caracterizado por prácticas tradicionales, bastante arraigadas, que aún hoy en día se mantienen.
Muy probablemente este mismo cuento lo retomemos en la "clase de literatura" del curso 602 (en la cual, yo como docente practicante, tengo toda la libertad para proponer actividades). Sin duda alguna, compartiré con ustedes la experiencia de trabajar con este cuento a partir de actividades más "literarias" y que tengan en cuenta otros aspectos, entre estos lo intercultural.
Referencia: Colomer, T. (1995). La adquisición de la competencia literaria. Revista Textos, vol. 4
Bastante interesante la actividad la actividad propuesta tanto por el texto y sus características, como por la metodología utilizada para llevar a cabo el ejercicio. Sin interés de repetir algunas de las ideas que se han propuesto en los comentarios, bastante interesantes pues abordan esas inquietudes a las que nos enfrentamos a la hora de trabajar con un texto literario en el salón de clases, me parece bastante interesante la versión del cuento escogida. Creo que un análisis o revisión de las imágenes también podría resultar interesante por varias cosas: uno, nos enfrenta a escenarios que pueden resultar bastante ajenos pues no corresponden a nuestra realidad más cercana, de manera que nos motivan a pensarnos desde el otro o por lo menos desde una representación que podemos tener de ese otro. Dos, al ser la ilustración ya de por sí un análisis del texto, pues el artista ya ha leído y analizado la obra para poder interpretarla, puede pensarse como una forma de acercamiento a la visión que ese alguien tiene de esa realidad y así también motivar el análisis desde la intertextualidad. No podemos negar además que actualmente vivimos entre imágenes, de manera que esto puede ser un elemento que motive la lectura y que a la vez nos lleve a pensar la imagen no solo como un elemento puesto porque sí, sino como un discurso propio. Me gustaría entonces citar un pequeño fragmento del texto “Nuevos modos de leer” de Jesús Martín Barbero, cuando dice que aprender esta nueva literatura implica “aprender a transformar la información en conocimiento, esto es, a descifrar la multiplicidad de discursos que articula/disfraza la imagen, a distinguir lo que se habla de lo que se dice, lo que hay de sentido en la incesante proliferación de signos que moviliza la información”.
ResponderBorrarReferencias: Barbero, J. Nuevos modos de leer.